Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Como quiera que los gobernadores reciben las instrucciones por conducto del Ministro de la Gobernación, el Ministro de la Gobernación, en su nombre, en el del Presidente del Poder ejecutivo y en el de todos los demás compañeros, va a contestar a la pregunta del Sr. Soler.

Yo me atrevo a contestar a la pregunta do S.S. con otra pregunta: ¿cree el Sr. Soler al Poder ejecutivo tan imprudente, y más que tan imprudente, tan tonto, tan necio, que vaya a dar semejantes instrucciones a los gobernadores ni a nadie? ¿Lo cree el Sr. Soler? Yo tengo la seguridad de que no lo cree; por consiguiente, con esto está contestada, por lo menos, una parte de su pregunta; la parte que se refiere a que el Gobierno pueda dar a los gobernadores instrucciones para que hagan como ahora se dice, atmósfera en favor del Duque de Montpensier, ni en favor de ningún otro candidato.

Pero si hubiera necesidad de añadir algo más, yo le diría al Sr. Soler que el Poder ejecutivo no puede hacer, como antes he dicho, atmósfera en favor de ninguna candidatura fuera de aquí. Únicamente en las Cortes es donde lo haría y bien saben los Sres. Diputados que no lo hace ni aun en las Cortes.

No había, pues, de dar semejantes instrucciones a los gobernadores de provincia. ¿Y para qué se las había de dar? Ya saben loa gobernadores de provincia que la cuestión de la persona que ha de ocupar el trono se ha de resolver aquí y no por los pueblos, una vez que así está acordado con vuestra benevolencia y vuestro consentimiento, y hasta a petición vuestra.

¿Cómo ha de dar el Gobierno semejantes instrucciones a los gobernadores? El Poder ejecutivo sólo encargará a esas autoridades lo que les competa.

Pero parece ser que el Sr. Soler asegura un hecho, y es que el gobernador de Zaragoza, habiendo reunido a los Jefes y oficiales de los Voluntarios de la libertad, después de haberles preguntado si podía contar con ellos en caso de que la reacción se arrojara al campo, les habló del Duque de Montpensier. Yo no sé si esto será o no exacto: dudo mucho que lo sea, teniendo presente la discreción, el talento y la sensatez del Sr. Cuesta, gobernador de la provincia de Zaragoza; pero si el Sr. Cuesta habló en favor del Duque de Montpensier a aquellos Voluntarios en su calidad de gobernador, el Sr. Cuesta no hizo bien, porque el Sr. Cuesta como particular podía tener respecto de la persona que debe ocupar el trono sus opiniones particulares, pero no puede hacer uso do esas opiniones como autoridad.

Yo dudo, permítame que así lo diga el Sr. Soler, que el Sr. Cuesta hiciese tales indicaciones como gobernador a los jefes y oficiales de Voluntarios que había reunido; lo que puede que haya sucedido es que, concluido el objeto de la reunión, hablasen de la cuestión de monarca, y el Sr. Cuesta manifestase, como particular, su opinión en favor de esta o de la otra candidatura.